jueves, 29 de octubre de 2009

El parque acuático

Estoy sentado frente a una cascada. Creo que estoy en la playa, pareciera que estamos acampando, tal vez en Majagua. Me lavo las manos, en el baño de una casa, que no es la mía. Ahora estoy en mi cuarto, acostado en la cama, pero el sonido del agua sigue, ¿será algún estado raro de vigilia, o algo así? Me siento en el borde de la cama y al apoyar los pies en el piso, se me mojan completamente. Miro el piso y está hecho una piscina. Ya estoy seguro de que el sonido del agua no era parte de un sueño, que se mezclaba ahora con la realidad, sino exactamente lo opuesto.

Por alguna razón, debo haber dejado el lavamanos abierto ayer, día asignado para el racionamiento de agua en esta zona de la ciudad. El servicio debe haber vuelto a funcionar como a eso de las 6am. En ese punto, el lavamanos se debe haber empezado a llenar, poco a poco, gracias que el desagüe del mismo, está casi tapado por completo. Unos 5 minutos después, el agua se debe haber comenzado a desbordar, cayendo al piso del baño que está en mi cuarto. Son cerca de las 10am, por lo que no me sorprendió en absoluto ver el cuarto completamente inundado.

Las dos cascadas que se formaban, hasta se veían simpáticas. Aunque la que iba del lavamanos al piso, le daba diez mil patadas a la que caía unos 10 centímetros, del baño al piso del cuarto. Me quedé viendo la escena por unos minutos, sin entender nada. Definitivamente era una situación bastante divertida. Claro, hasta que vi la extensión eléctrica, debidamente conectada al enchufe de la pared, que se salvaba de la inundación (salvándome a mí, de lo que seguramente hubiera sido una muerte bien, pero bien, estúpida), por unos pocos centímetros. En ese momento, la reacción fue bastante instintiva: pararse-caminar al baño-cerrar la llave. Adiós a la diversión acuática. Agarré la escoba que estaba al lado de la poceta y comencé a intentar pescar la extensión, con el mango de ésta, para ponerla lo más lejos del agua que fuera posible. Listo. Ya no hay peligro de electrocución.

Una vez que estaba a salvo, pensé en volver a dejar el agua correr, sólo para entretenerme un rato, pero no lo hice. En cambio, fui a buscar un coleto y varios periódicos, para comenzar el largo y aburrido trabajo de limpieza del parque acuático. .

martes, 6 de octubre de 2009

Hace más de un año que no escribo nada...

Creo que es hora de retomar esto.