viernes, 29 de julio de 2011

jueves, 29 de octubre de 2009

El parque acuático

Estoy sentado frente a una cascada. Creo que estoy en la playa, pareciera que estamos acampando, tal vez en Majagua. Me lavo las manos, en el baño de una casa, que no es la mía. Ahora estoy en mi cuarto, acostado en la cama, pero el sonido del agua sigue, ¿será algún estado raro de vigilia, o algo así? Me siento en el borde de la cama y al apoyar los pies en el piso, se me mojan completamente. Miro el piso y está hecho una piscina. Ya estoy seguro de que el sonido del agua no era parte de un sueño, que se mezclaba ahora con la realidad, sino exactamente lo opuesto.

Por alguna razón, debo haber dejado el lavamanos abierto ayer, día asignado para el racionamiento de agua en esta zona de la ciudad. El servicio debe haber vuelto a funcionar como a eso de las 6am. En ese punto, el lavamanos se debe haber empezado a llenar, poco a poco, gracias que el desagüe del mismo, está casi tapado por completo. Unos 5 minutos después, el agua se debe haber comenzado a desbordar, cayendo al piso del baño que está en mi cuarto. Son cerca de las 10am, por lo que no me sorprendió en absoluto ver el cuarto completamente inundado.

Las dos cascadas que se formaban, hasta se veían simpáticas. Aunque la que iba del lavamanos al piso, le daba diez mil patadas a la que caía unos 10 centímetros, del baño al piso del cuarto. Me quedé viendo la escena por unos minutos, sin entender nada. Definitivamente era una situación bastante divertida. Claro, hasta que vi la extensión eléctrica, debidamente conectada al enchufe de la pared, que se salvaba de la inundación (salvándome a mí, de lo que seguramente hubiera sido una muerte bien, pero bien, estúpida), por unos pocos centímetros. En ese momento, la reacción fue bastante instintiva: pararse-caminar al baño-cerrar la llave. Adiós a la diversión acuática. Agarré la escoba que estaba al lado de la poceta y comencé a intentar pescar la extensión, con el mango de ésta, para ponerla lo más lejos del agua que fuera posible. Listo. Ya no hay peligro de electrocución.

Una vez que estaba a salvo, pensé en volver a dejar el agua correr, sólo para entretenerme un rato, pero no lo hice. En cambio, fui a buscar un coleto y varios periódicos, para comenzar el largo y aburrido trabajo de limpieza del parque acuático. .

martes, 6 de octubre de 2009

Hace más de un año que no escribo nada...

Creo que es hora de retomar esto.

jueves, 5 de junio de 2008

Jueves 7am

Dormir poco nunca me ha hecho bien. Hay algo, una especie de suiche que no se termina de prender cuando duermo poco, y cuando ese suiche no se prende pasa algo. No estoy muy seguro de qué es lo que pasa, pero las cosas me llegan mucho más fácilmente a los nervios. Cuando no duermo en absoluto, no pasa esto. Es diferente, creo que el suiche ese no se apaga, si no duermo y, por eso, no necesito prenderlo, o algo así ¿qué se yo? Me siento cada vez más agresivo, hasta el punto en que, en verdad, empiezo a dudar: ¿cuánto tiempo puede pasar antes de que no aguante más y golpee a alguien en la cara? Honestamente, creo que puede pasar mucho tiempo, antes de que llegue a ese punto de intolerancia absoluta, o de qué se yo, en el que todas las reglas de convivencia en sociedad que vengo aprendiendo desde que era niño, se puedan ir a tomar po' culo, pero igual no estoy seguro. Normalmente, cuando duermo, estas cosas ya no me afectan en un nivel considerable, pero en este mometno, no me importaría que algo así como el 95% de las personas que están a mi alrededor dejaran de existir. Es más, estoy casi seguro de que si hiciera falta mi aprobación para que eso pasara, no tardaría más de 5 segundos en preguntar en dónde firmo. Ahora, después de un rato dándole vueltas a la cabeza, creo que dormir poco me hace bien, muy bien.

lunes, 28 de abril de 2008

Historia esporádica No. 4

¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Bip! ¡Maldita sea! - pensé- tengo que cambiar el sonido de ese despertador. Lo apagué. Vi la hora: 11:15. Pasaron unos cinco minutos para que lograra agarrar fuerzas para levantarme. Me senté en el borde de la cama, hasta que logré enfocar bien las imágenes que mostraban mis ojos. Tenía la garganta asquerosamente seca y la cabeza estaba a punto de explotarme. Lo primero que noté al levantarme de la cama fue una colilla de un cigarrillo, apagada en el piso de mi cuarto. ¿Qué carajo había hecho el día anterior? Llegué a la cocina y me tomé un vaso de refresco tras otro, hasta que la garganta dejó de arder. Estoy montado en un carro, alguien maneja, estoy casi seguro de que ese alguien que maneja, no soy yo. Estoy escribiendo un mensaje de texto. ¡Mierda! ¿Qué habré escrito y a quién? Caminé hasta mi cuarto, busqué el celular, y tenía un mensaje recibido. Con algo de miedo, mezclado con pena, lo abrí y me calmé. El mensaje me lo había mandado a mí mismo, era el nombre de una banda depinga que había escuchado en el carro de ese alguien con quien llegué a mi casa. Busqué una franela, unos chores, unos interiores y una toalla, y en el camino al baño me tropecé con un par de zapatos: mis zapatos. Estaban todos llenos de barro. Estoy en una casa, una casa bien arrecha, tiene piscina y todo. La grama está convertida en una mezcla de lodo, latas vacías, vasos desechables, colillas y varios tipos de papeles. Mis zapatos y pantalones dan asco, están todos llenos de tierra mojada. No logro reconocer a nadie que esté a mi alrededor: todos se han convertido en una especie de cosa borrosa que no entiendo muy bien. Me metí a la ducha. Mientras me bañaba, el cerebro comenzó a cumplir su función natural, y dejó de tratar de digerir la comida. También los pulmones comenzaron a respirar, después de un tiempo en el que trataron de pensar, mover las extremidades, bombear sangre, y de hacer cualquier otra cantidad de tareas que no les correspondían. Necesito un alka-seltzer ya.

sábado, 12 de enero de 2008

Historia esporádica No. 3

  • Todos los viernes Pedro se levanta a las siete de la mañana, camina hasta la cocina, pone a hacer café, entra al baño, se desviste, se mete en la ducha, se baña, se termina de bañar, se sale de la ducha, se seca, se viste, sale del baño, saca una taza, se sirve el café, le echa dos cucharaditas de azucar y se toma el café.
  • Hoy no es viernes.
  • Hoy, Pedro se levantó a las once de la mañana, prendió la televisión, buscó algo que ver, no encontró nada, apagó la televisión, se levantó de la cama, salió de su cuarto, entró a la cocina, se sirvió un vaso de agua, se lo tomó, buscó su caja de cigarrillos, no le quedaban, buscó sus cholas, se las puso, buscó su cartera, salió de su casa, caminó hasta el kiosko de la esquina, compró una caja de cigarrillos, la abrió, sacó uno, no tenía yesquero, pidió uno prestado al kioskero, encendió un cigarrillo, devolvió el yesquero y caminó hasta su casa.
  • Hoy es martes.
  • Pedro nunca trabaja los martes.
  • Todos los martes Alonso se levanta a las tres y media de la mañana, camina hasta la cocina, pone a hacer café, camina hasta el baño, se lava la cara, orina, se lava los dientes, vuelve a caminar a la cocina, busca un termo, sirve el café, le echa varias cucharaditas de azucar, tapa el termo, camina hasta su cuarto, se viste, sale de su casa, se sube en su carro, lo calienta por cinco minutos, maneja hasta su kiosko, lo abre, recibe los periódicos, los ordena, se sienta, se toma un café, le vende una caja de cigarrillos a Pedro y le presta el yesquero para prender un cigarrillo.

viernes, 28 de septiembre de 2007

"Paren el mundo, que me quiero bajar"

Esta es una famosa frase del caricaturista Quino (específicamente de Mafalda). Ahora bien, normalmente la gente no piensa en el caos que significaría parar el mundo. Dejando de lado los problemas logísticos y asumiendo que inventamos un freno ahí, todo fino, que es equis, que para esa vaina y ya. Le das a un botón y esta vaina se para en seco y es equis.
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Entonces, paramos el mundo. Bien, qué fino, es un gran avance para la humanidad, pudimos parar el planeta. Eso básicamente quiere decir que ahora sí hacemos lo que nos dé la gana. Si queremos empezar a rotar de una manera loca lo hacemos. Es más, ahora que podemos, vamos a hace que el ecuador sea el meridiano 0, pa´jodé, para que los polos ahora ya no sean polos y sea equis, todo sea vuelto loco.
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Llegó el día de parar el mundo y todos estamos pendientes. Llega un bicho todo importante y le da al botón y el mundo se para en seco.
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Ahora, propongo un ejercicio mental. Imagínense que van en un carro que no tiene parabrisas, a 150km/h y chocan contra un muro que para el carro en seco. Entonces, ustedes (y no yo, porque yo no iba montado en ese carro), salen volando como unos locos por culpa de una cosa loca que se llama inercia, y probablemente se maten y sus familiares lloren y sus amigos también, y todo por culpa de un ejercicio que yo les dije que hicieran mentalemente, pero que ustedes no me pararon y lo hicieron en serio y se mataron y ahora es mi culpa y yo voy preso.
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Entonces, si en el carro que iba a 150km/h todo es un desastre, cuando paremos la tierra, que tiene una velocidad de rotación de 1.666 km/h (aproximadamente) todos vamos a salir volando como unos locos y los edificios también y van a empezar a volar un poco de cosas ahí y sería una imagen burda de chistosa de ver.
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Por eso, yo digo: paren el mundo, que quiero reirme un rato.